Un poema sinfónico es una composición musical que pretende describir una situación, escena o poema. Las orquestas sinfónicas se componen de muchos instrumentos diferentes, cada uno de los cuales posee un timbre característico que le da una personalidad y una sensación únicas al ser escuchado por el oído humano, y a veces estas propiedades son aprovechadas para simular una determinada característica de la naturaleza, que identificamos con el instrumento o sonido en cuestión.
El poema sinfónico presenta una estructura determinada, a pesar de su gran flexibilidad. Por lo general se trata de una obra en un solo movimiento o también puede formar parte de una serie de poemas sinfónicos, a modo de suite, cuyas distintas partes, que corresponden a los diferente episodios de la narración que la han inspirado, se hallan encadenadas entre sí. El programa no relata, sin embargo el argumento de la música es una evocación.
Aunque ya desde la época barroca se escribían obras no cantadas con argumento o intenciones descriptivas como las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi, se puede considerar como antecedente del género el Retrato musical de la naturaleza, compuesto en 1784 por Justin Heinrich Knecht. Asimismo, Franz Joseph Haydn se habría inspirado en estados de ánimo al componer sus sinfonías 6ª Le matin (La Mañana), 7ª Le midi (El Mediodía) y 8ª Le soir (La Tarde). Ludwig van Beethoven apunta la génesis del poema sinfónico en su sinfonía n.º 6 Pastoral y en las oberturas Coriolano y Leonora n.º 3. Otros antecedentes del poema sinfónico se deben a Hector Berlioz, en la Sinfonía fantástica, Félix Mendelssohn, en El sueño de una noche de verano y en Robert Schumann, en la obertura de Manfred.
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