jueves, 27 de octubre de 2016

Compositores Neoclásico

Profotiev:
Compositor y pianista soviético. Junto a Dimitri Shostakovich, es el mejor representante de la escuela de composición soviética, y su obra ha dejado profunda huella en el estilo de sus compatriotas más jóvenes, como Aram Khachaturian o Dimitri Kabalevski. Es, además, uno de los grandes clásicos del siglo XX, autor de una música en la que tradición y modernidad se conjugan de manera ejemplar.
Ravel:

Compositor francés. Junto a Debussy, con quien se le suele relacionar habitualmente, es el gran representante de la moderna escuela musical francesa. Conocido universalmente por el Bolero, su catálogo, aunque no muy extenso, incluye una serie de obras hasta cierto punto poco conocidas que hablan de un autor complejo, casi misterioso, que evitaba cualquier tipo de confesión en su música. Un autor que concebía su arte como un precioso artificio, un recinto mágico y ficticio alejado de la realidad y las preocupaciones cotidianas. Stravinski lo definió con acierto como «el más perfecto relojero de todos los compositores», y así hay que ver su música: como la obra de un artesano obsesionado por la perfección formal y técnica de su creación. 
Nacido en el País Vasco francés, heredó de su padre, ingeniero suizo, su afición por los artilugios mecánicos –cuyos ecos no son difíciles de encontrar en su música– y de su madre, de origen vasco, su atracción por España, fuente de inspiración de muchas de sus páginas. Aunque inició sus estudios musicales a una edad relativamente tardía, cuando contaba siete años, siete más tarde, en 1889, fue admitido en el Conservatorio de París, donde recibió las enseñanzas, entre otros, de Gabriel Fauré. 
Discreto pianista, su interés se centró pronto en la composición, campo en el que dio muestras de una gran originalidad desde sus primeros trabajos, como la célebre Pavana para una infanta difunta, si bien en ellos es todavía perceptible la huella de su maestro Fauré y de músicos como Chabrier y Satie. La audición del Prélude à l’après-midi d’un faune, de Debussy, marcó sus composiciones inmediatamente posteriores, como el ciclo de poemas Schéhérazade, aunque pronto se apartó de influencias ajenas y encontró su propia vía de expresión. 

El grupo de los seis:
Francis Poulenc:
Compositor y pianista francés. «Mitad granuja, mitad monje», así definió Claude Rostand a Poulenc, un músico que afirmaba ser capaz de escribir la pieza más intrascendente al mismo tiempo que el motete más grave. Nacido en el seno de una familia acomodada, su vocación musical se despertó a edad muy temprana. En 1916 entró en contacto con Erik Satie, un compositor cuyo talante excéntrico ejerció una decisiva influencia en sus primeras obras. Miembro del Grupo de los Seis, las partituras escritas por Poulenc en su seno -Le gendarme incompris (1920), Les biches (1923)- cimentaron su fama de músico ligero e intrascendente. Con posterioridad, su estilo derivó hacia el neoclasicismo. Su retorno a la fe católica en 1936 propició una serie de composiciones sacras -Stabat Mater (1950), Gloria (1959)- de emocionada gravedad. Otros títulos destacados de su producción fueron Le bal masqué (1932) y las óperas Les mamelles de Tirésies (1947) y Dialogues des carmélites (1956).
Darius Milhaud:
Compositor francés. Integrante del Grupo de los Seis en la década de 1920, Milhaud fue uno de los músicos más prolíficos del siglo XX, autor de más de cuatrocientas cincuenta obras en todos los géneros.
A los 7 años comenzó a estudiar violín con Leo Bruguier. En 1909 ingresó en el Conservatorio de París, donde fue discípulo de Berthelier, Leroux, Gedalge, Dukas, d'Indy y Widor. En 1910, Francis Jammes le facilitó el libreto de Brebis égarée, sobre el que escribió una ópera-cómica (1910-1915). Paralelamente compuso diversas piezas de música de cámara, como su Primera Sonata para violín y piano(1911) y su primer Cuarteto de cuerda (1912).
Esos años puso música a algunos poemas de Conocimiento del Este y la escena central de Agamenón, obras de Claudel. Éste le contrató como secretario en un viaje a Brasil realizado en 1916, durante el cual Milhaud compuso Saudades do BrazilLe Boeuf sur le toit y el poema coreográfico L'Homme et son desir. Esta obra fue representada con gran éxito cinco años más tarde por el Ballets Suecos.
Arthur Honegger:
Compositor francés de origen suizo. Formado en Zurich y París, fue uno de los compositores integrantes del llamado Grupo de los Seis, aunque sus convicciones estéticas clasicistas, su admiración por la tradición contrapuntística del Barroco alemán, en especial de Bach, y la gravedad y austeridad de su estilo, provocaron su temprano distanciamiento del ideario lúdico y provocador de sus compañeros. Aun así, merecen mencionarse su participación en el ballet colectivo Los novios de la Torre Eiffel (1921) y obras como Pacific 231 (1923) y Rugby (1928). Su producción posterior intentó sintetizar el formalismo clásico con una expresividad netamente romántica, como en su ambiciosa Sinfonía núm. 3 «Litúrgica» (1946) o sus óperas Antígona (1927), Judith (1926) y, sobre todo, Juana de Arco en la hoguera (1938). Honegger realizó una valiosa aportación en el ámbito de la música para cine, con bandas sonoras como las de los filmes Napoleón (1927) y Los miserables (1934).
Germaine Tailleferre:
Compositora francesa. Formada junto a M. Ravel, perteneció al grupo de los Seis y estuvo influida por el impresionismo y E. Satie. Escribió música para piano, de cámara, sinfónica (Concierto de la fidelidad, 1981), para el cine, canciones y ballets (Mercaderes de pájaros, 1924).
Louis Durey :
Compositor francés nacido en París. Fundamentalmente autodidacta, no descubrió la música hasta los veinte años, tomando clases particulares de piano, solfeo, armonía, contrapunto y fuga. Offrande Lyrique (1914), fue su primera composición, un encendido homenaje a Claude Debussy. A ésta siguieron muchas otras, el ciclo de canciones Le Voyage d'Urien (1915), Eloges (1917), La Ocasión (1923), su única opera con libreto basado en una obra de Prosper Mérimé; la suite Nicolios y la flauta (1968) y Autoportraits, 16 pièces pour le piano (1974). En 1917 formó junto a Georges Auric, Arthur Honegger y Erik Satie, el grupo de los “Nouveaux jeunes”, que será bautizado dos años más tarde por el critico musical Henri Collet como “Groupe des Six” (Auric, Durey, Honegger, Milhaud, Poulenc y Tailleferre). Perteneció al Partido Comunista, teniendo una participación muy activa en la Resistencia durante la II Guerra Mundial. Se relacionó con casi todos los artistas modernos, los poetas y escritores Guillaume Apollinaire, Max Jacob, Jean Cocteau, Blaise Cendrars, Léon-Paul Fargue, Paul Éluard, Louis Aragon; con los pintores, Georges Braq
Georges Auric.


Compositor francés. Siguió en los conservatorios de Montpellier y París los cursos de contrapunto y fuga de Caussade, escribiendo luego sus primeras melodías, en las que se denota la influencia de Satie, Stravisnki y Chabrier. Posteriormente estudió con V. D'Indy en la Schola Cantorum. Fue el miembro más joven del Grupo de los Seis, en el que también estuvieron integrados Louis Durey, Darius Milhaud, Arthur Honegger, Francis Poulenc y Germaine Tailleferre. Antirromántico militante, en su música Auric se propuso ofrecer al público "un placer auditivo sin exigir una atención desproporcionada". Tras la disolución del grupo hacia 1924, se dedicó especialmente a la composición de bandas sonoras para el cine, destacando en este campo trabajos como À nous la libertéLes mystères de ParisLa belle et la bête y Moulin rouge. En su obra se encuentran numerosas piezas para piano, como Sonatine en soloLa Seine au matin y Petite Suite. Escribió música vocal sobre textos de Chalupt, Nerval o Coucteau, entre otros, y composiciones para teatro, como los ballets Fàcheux y Chemin de Lumière.

Fuente:
http://www.epdlp.com/compclasico.php?id=4238
http://elmovimientoneoclasico.blogspot.mx/2010/05/maurice-ravel.html
https://prezi.com/-qextjg9lrq-/musica-en-el-neoclasicismo/
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/auric.htm

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